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Libromaníacos

Bunbury

Ahora que ya las aguas se han calmado y que mi bien amado Bunbuy ya está lanzado en su gira de conciertos, recuerdo la vorágine de los primeros días del lanzamiento de su disco: El hombre delgado que no flaqueará jamás. Las acusaciones de plagio se vertían desde todos los medios de comunicación y es que el "caradura" de Enrique había tomado los versos de otro poeta, Casariego, y los había adaptado a su música.

Lo que a lo largo de toda la historia de la literatura siempre ha sido la muestra más sincera de admiración entre artistas, en este caso se denominaba a boca llena plagio. Que la obra de un artista sirva para inspirar a otro siempre ha servido para revalorizar la del primero y nunca se ha considerado una afrenta. Pero bueno, quizás ya yo no entienda nada y las ideas también deban estar encerradas en las cajas fuerte de los bancos para que nadie pueda leerlas e inspirarse en ellas. Que las obras literarias no son producto de una tradición, sino de que a un tío en un momento determinado se le encienda una bombilla y le salga una obra maestra...

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